Jueves, 16 Octubre 2025
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El Gobierno lanzará en los próximos días "una serie de medidas" con el objetivo de frenar la inflación, en especial la suba que registran los precios de los alimentos.

"El Gobierno está comprometido en llevar adelante políticas y medidas que permitan garantizar (que no suban) los precios de los alimentos", indicó la portavoz de la Presidencia, Gabriela Cerruti.

En su habitual conferencia de prensa de los jueves en la Casa Rosada, dijo que "en los próximos días" el Gobierno dará a conocer una "serie de medidas" contra la inflación, aunque no debe esperarse "un plan milagroso" para resolver un problema que es "multicausal".

La funcionaria dijo que se está librando una "guerra" contra la suba de precios que ya era alta en 2019 durante la administración macrista y se agravó como consecuencia de la pandemia de coronavirus, y la guerra entre Rusia y Ucrania, aseguró.

La funcionaria ratificó que "las retenciones a los granos no van a ser modificadas por el Gobierno nacional", ya que un cambio de ese tipo es "facultad del Congreso".


Las medidas

"Lo que sí tiene definido el Gobierno es la decisión de intervenir" para "defender el derecho de los ciudadanos", ante el aumento "de manera inaudita" registrado en las últimas semanas de los precios internacionales de los commodities, entre los que se encuentran los granos, el petróleo y el gas, precisó.

Cerruti remarcó que no habrá "un plan anti-inflacionario de diez puntos, como tantas veces se anunció" en otras épocas, sino que se irán dando a conocer "una serie de medidas" en "los próximos días".

Además, destacó que el presidente se viene reuniendo con el equipo económico para delinear las medidas y aseguró que no está en estudio "una suba generalizada de las retenciones" sino que hay "conversaciones con aceiteras y otros sectores" de la industria de alimentos para "garantizar el precio de la harina y el aceite".

"Si esto no sucede, existe la posibilidad de modificar la alícuota de los productos derivados de la soja", dijo Cerruti, en referencia a la decisión tomada por el Gobierno el domingo pasado de suspender el registro de exportaciones de aceite y harina de soja.

Estos derivados tributaban hasta la suspensión una alícuota de 31%, que podría pasar a ser de 33% en el caso de que se retiren los alicientes que en su momento dispuso de manera directa el Poder Ejecutivo.

El tema precios sumó un nuevo ingrediente con la difusión de la canasta básica alimentaria de febrero, que marcó un incremento de 9% respecto al mes previo.

El panorama internacional

A nivel global, el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que los precios de los alimentos alcanzaron un nuevo récord a raíz de la guerra entre Rusia y Ucrania, y que -en este marco- los sectores de menores recursos serán los más afectados por la creciente inflación global.

"Los precios mundiales de los alimentos, que ya estaban en máximos históricos (un aumento del 23% el año pasado), han alcanzado nuevos máximos desde que comenzó la guerra en Ucrania", remarcó Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, a través de su cuenta de Twitter.

Agregó que "los pobres que gastan una mayor parte en alimentos serán los más afectados; el impacto de los precios repercutirá en todo el mundo y aumentará la inflación en todas partes".

El FMI midió el impacto de los alimentos en el índice de precios al consumidor de naciones avanzadas y en desarrollo.

En base a los números informados por el FMI, mientras que para las economías avanzadas la participación de los alimentos representa aproximadamente el 17% del total del índice que mide los precios al consumidor, para las regiones más pobres de África este rubro explica alrededor del 50%, un dato más que elocuente de que el alza de precios será mucho más pronunciada en los países más pobres.

En tanto, en América Latina los precios de los alimentos representan cerca de un 23% en la canasta, precisó el organismo, algo que también pone sobre la mesa el fuerte impacto que representa para los sectores de menores recursos.

Asimismo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señaló que la guerra entre Rusia y Ucrania podría "poner en duda" el fuerte rebote económico mundial tras la pandemia de coronavirus, produciendo más inflación y menor crecimiento.

De acuerdo con el informe del organismo con sede en París, se estima que el crecimiento global sea 1% menor al previsto originalmente (de 4,5%) como resultado del conflicto con una "profunda recesión en Rusia", mientras que la inflación, ya previamente elevada debido a los problemas mundiales de suministro, se elevaría en promedio un 2,5% en el mundo.

"La presión mundial en la oferta de commodities está exacerbando las disrupciones en las cadenas de suministro que provocó la pandemia, y posiblemente afecte a los consumidores y las empresas por un tiempo", afirmó el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann al presentar el informe.

Por su parte, la economista jefe de la OCDE, Laurence Boone, indicó que la guerra "va a afectar la recuperación mundial y elevar la inflación" y que "la política gubernamental posee un rol crucial para restablecer algunas de las certidumbres que hemos perdido".

La organización, que reúne a 38 países, recomendó "políticas monetarias que anclen las expectativas de inflación" y "medidas fiscales temporarias y focalizadas para amortiguar el impacto en los consumidores y empresas", que si están bien diseñadas, añadirían una presión menor a la inflación.

Por último, subrayó la necesidad de realizar "transferencias monetarias temporarias dirigidas a los consumidores más vulnerables para mitigar la suba en los precios de la energía" que "pueden ser financiadas, en algunos países, a través del cobro de impuestos de las ganancias extraordinarias".


Fuente: Télam

En una sesión maratónica, la Cámara de Diputados aprobó este viernes por amplia mayoría el proyecto de ley que ratifica el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y ahora el debate se traslada al Senado presidido por Cristina Kirchner. Máximo Kirchner finalmente bajó al recinto y votó en contra.

Luego de trece horas de sesión, la iniciativa que buscaba el Gobierno y para la cual el presidente de la Cámara baja, Sergio Massa, trabajó en la búsqueda de consensos con la oposición, recibió 202 votos positivos, 37 negativos, 13 abstenciones y 4 ausentes.

El líder de La Cámpora, Máximo Kirchner, se ausentó durante toda la sesión pero apareció a último momento en su banca para marcar su voto de rechazo, al igual que lo hicieron compañeros de la agrupación que encabeza y otros diputados del kirchnerismo duro.

En el oficialismo, el grueso del bloque acompañó el acuerdo con el FMI, pero hubo 41 legisladores, entre ellos Kirchner, que se repartieron entre 28 votos negativos y las 13 abstenciones.

También marcaron su voto negativo los diputados del Frente de Izquierda Myriam Bregman, Nicolás del Caño, Romina del Plá y Alejandro Vilca; los liberales Javier Milei, Victoria Villarruel, José Luis Espert y Carolina Píparo; y el referente de Republicanos Unidos (Juntos por el Cambio) Ricardo López Murphy.

En tanto los cuatro ausentes fueron todos del Juntos por el Cambio, entre ellos el diputado Fernando Iglesias.

Al introducir el debate, el miembro informante del oficialismo y presidente de la comisión de Presupuesto y Hacienda, Carlos Heller, señaló que a partir del endeudamiento que Mauricio Macri contrajo en 2018, el Gobierno "recibió una auténtica bomba de tiempo" y que ahora "se trata de encontrar la mejor salida".

Si bien el diputado oficialista admitió que "no hay nada que festejar" por el hecho de tener al FMI en el país, y aclaró que no cree que ahora el organismo de crédito "se haya vuelto más bueno", sostuvo que el acuerdo es necesario porque "un default sería muchísimo más grave" para la economía argentina.

"Hemos dicho una y otra vez que no tenemos motivos para festejar, pero sí tenemos motivos para valorar que se esté logrando refinanciar los compromisos que contenían el anterior programa, concentrados en los años 2022 y 2023 sin poner en riesgo la recuperación de la economía, las políticas de crecimiento y desarrollo, evitando tener que caer en un acuerdo que contenga las tradicionales políticas de ajuste y reformas que caracterizan y han caracterizado la historia de todos los acuerdos que Argentina ha firmado con este organismo, que quitan derechos laborales, previsionales y que tanto daño le han hecho a nuestro país y los ciudadanos y ciudadanas", argumentó.

En ese sentido, el diputado destacó que con este acuerdo "no se respetan los típicos aspectos de la ortodoxia que han prevalecido a través de la historia" del FMI en la Argentina.

A continuación, el radical mendocino Lisandro Nieri, dijo que desde Juntos por el Cambio están "muy conformes de haber logrado una Ley que autoriza al Poder Ejecutivo a tomar un nuevo crédito" ya que "es innegable que el peor de los mundos era el default".

El legislador de la UCR recordó el rechazo opositor a avalar un proyecto que contuviera en el articulado el programa económico, y destacó que se haya llegado a un acuerdo para quitar esa parte y solamente dejar en pie la autorización al Poder Ejecutivo para que pueda gestionar operaciones de crédito público con el FMI.

"El programa económico es de exclusiva competencia del gobierno", enfatizó el radical, y agregó: “Yo me pregunto, si el programa que presentaron es tan fantástico, no entiendo por qué su propia coalición no lo acompaña. La gran duda es que va a hacer hoy La Cámpora".

En representación de la Coalición Cívica, Paula Oliveto Lago, valoró que en la sesión de hoy se esté logrando "evitar un colapso", pero advirtió que "la crisis continúa".

"Con responsabilidad histórica le estamos dando al gobierno la herramienta constitucional necesaria. La Coalición Cívica nunca dio un paso por fuera de la institucionalidad del país. Queremos que el Presidente entregue la banda presidencial a otro Presidente en el 2023. Pero hasta ese año háganse cargo de cómo sacar a este país adelante", señaló, desligándose del plan económico del Gobierno.

A su turno, la titular de la comisión de Finanzas, Alicia Aparicio (Frente de Todos), explicó que el Gobierno de Alberto Fernández no volvió a traer al FMI al país pero sí será el que "resuelva el problema logrando los objetivos de independencia económica y soberanía política".

"Hoy no hay nada para festejar, no hay ganadores", consideró.

El entrerriano Marcelo Casaretto (Frente de Todos) subrayó que se trató de una negociación "dura y ardua" y criticó a Macri por haber dicho que si lograba la reelección habría resuelto el problema de la deuda con el FMI "en cinco minutos".

"No se arregla en cinco minutos porque hay una diferencia de intereses entre un organismo financiero internacional, que ha promovido políticas de ajuste y un gobierno que no acepta esas políticas de ajuste", explicó.

El legislador peronista recordó que desde el 2016 todos los créditos stand by y de facilidades extendidas otorgados por el FMI a nivel internacional tuvieron como exigencia "reformas fiscales en el 100% de los casos, en el 90% de los casos reformas previsionales, en el 54% de los casos reformas laborales".

"Esta es la receta del FMI. La Argentina negoció en defensa de la soberanía nacional no aceptando este tipo de medidas y por eso la negociación no duró cinco minutos porque íbamos a firmar lo que ellos querían. Íbamos a firmar lo que la Argentina necesitaba. Se fue demorando la negociación hasta que una a una esas banderas de ajuste se fueron cayendo", concluyó.

En nombre del PRO, Laura Rodríguez Machado remarcó que "no es la primera vez que sacamos en este Congreso al país del default".

“Ya lo hicimos cuando asumió el gobierno del presidente Macri, que sacamos a la Argentina del default, porque Néstor Kirchner había dejado en el país una ley cerrojo que impedía negociar con los holdouts y tuvimos que derogar esa ley para sacar a la Argentina del default", evocó la legisladora macrista.

En tanto, cuestionó a Máximo Kirchner por no concurrir a la sesión y lo atribuyó a una estrategia política de desentenderse de las posibles consecuencias negativas de la aplicación del programa económico asumido por el Gobierno con el FMI para después atribuirle la culpa tanto a Alberto Fernández como a Juntos por el Cambio.

"Seguramente hay gente que quiere aprovechar esta situación, o lo quiso hacer, de dejarnos pegados con una historia, básicamente madre e hijo que dijeron 'no, vamos a quitarle el apoyo a Fernández que se las arregle con los de Juntos por el Cambio y después vamos a salir a criticar, porque seguro que les va a ir mal'", dijo Rodríguez Machado.

 A su turno, el macrista Gerardo Milman (diputado cercano a la titular del PRO, Patricia Bullrich) acusó al Frente de Todos de "jugar a ser oficialismo y oposición al mismo tiempo".

"Están partidos y lo que les preocupa es que no se note. Como no pueden sentar a los propios y si los sientan no los pueden hacer votar, la decisión de su Gobierno si al final esto no sale o sale mal, al final nos van a decir: Obvio, que no fueron ellos. Háganse cargo", soltó.

El presidente del bloque de la Coalición Cívica, Juan Manuel López, sostuvo: “Muchos de nosotros no estamos incomodos de votar este tipo de leyes, porque somos adultos, porque representamos a mas del 40% de la población y porque ganamos las elecciones el año pasado, lo que nos hace responsables”.

Al momento de los cierres por bloque, el titular de la bancada radical, Mario Negri, señaló: “Tengan la tranquilidad de que nosotros no estamos para co-gobernar, nosotros no estamos para ser una rueda de auxilio todos los días, nosotros venimos y acompañamos cuando lo que está en peligro es la gente".

En el discurso de cierre del PRO, el diputado Luciano Laspina aseguró que "Juntos por el Cambio estuvo a la altura de las circunstancias históricas y vamos a evitar que la Argentina evite una catástrofe".

El último orador de la velada fue el jefe del bloque del Frente de Todos, Germán Martínez, quien manifestó: "Me parece que más allá de oficialismo y oposición tenemos que ir metabolizando la idea que la Argentina se viene encaminando a un sistema de grandes coaliciones".

Fuente: Noticias Argentinas

El Fondo Monetario Internacional (FMI) afirmó hoy que el acuerdo cerrado con la Argentina es “pragmático y realista” y confió en que será aprobado por el Congreso Nacional antes del 22 de marzo, fecha en que opera un vencimiento por USD3200 millones.

El staff que negoció el nuevo programa con la Argentina ofreció hoy una conferencia de prensa virtual encabezada por Ilan Goldfajn, Jefe para el Hemisferio Sur.

Durante la conversación el FMI reveló que la reducción de los subsidios energéticos será del orden del 0,6% del PIB ajustado a un criterio “progresivo”.

A su vez, precisó que el sendero de reducción fiscal apunta a obtener el equilibrio en las cuentas públicas en 2025, luego de las pautas ya conocidas: 2,5% del PIB en 2022, 1,9% en 2023 y 0,3% en 2024.

Respecto a las metas de inflación prevista el staff del FMI indicó que “se trabaja con un rango” de entre 38 y 48% para 2022 y luego una reducción de cinco puntos porcentuales en los años siguientes.

En ese sentido, remarcó el valor de la política monetaria para que “generará tasas de interés positivas” y una reducción de la emisión para el financiamiento del déficit fiscal, lo cual, según los técnicos del FMI ayudará a frenar el proceso inflacionario.

Goldfajn recalcó que “es un acuerdo pragmático y realista con políticas económicas creíbles para favorecer la estabilidad macroeconómica”.

El funcionario señaló que ya se elevaron los lineamientos del programa al Directorio del organismo, que lo tratará una vez que el programa sea aprobado por el Congreso argentino.

Consultados sobre el “cepo cambiario” la respuesta deja en claro que la Argentina continuará por largo tiempo con este esquema.

“Aquí apuntamos a encontrar formas para mejorar  la macroeconomía y flexibilizar los controles a lo largo del tiempo”, señaló.

Por su parte, Luis Cubeddu Jefe de la misión argentina informó que el BID, el Banco Mundial y la CAF participarán del acuerdo con un aporte de fondos de 0,4% del PIB durante los años que dure el programa.

El calendario de desembolsos será informado una vez que el acuerdo sea aprobado por el Directorio que encabeza Cristalina Georgieva.

Escrito por Roberto Pico

Fuente: Noticias Argentinas

La suba del precio internacional de la soja y sus subproductos, principal complejo exportador de la Argentina marcó enero del 2022. En solo un mes y algunos días, el valor del contrato de marzo en el mercado de Chicago, de referencia mundial, aumentó casi un 15% y llevó a su máxima cotización en más de 7 meses.

La oleaginosa pasó de cotizar USD 493,85 la tonelada en la plaza bursátil estadounidense a USD 570,81 al cierre del viernes, día en que subió un 0,59%. La harina trepó de USD 467,26 la tonelada a USD 489.31 la tonelada. En tanto el precio del aceite ascendió de USD 1.239 a USD 1.440,92 la tonelada.

Por supuesto, los precios de exportación a los que comercializa la Argentina tuvieron un importante movimiento hacia el alza. En diálogo con Infobae, el presidente de la consultora Agritrend, Gustavo López, detalló que el FOB disponible pasó de USD 587 a USD 630 la tonelada, un aumento de 7,3%, mientras el de mayo, cuando la cosecha nueva ingresa al mercado, aumentó 14,2%, al pasar de 514 a 587 dólares la tonelada.

Este aumento de los precios significa un aumento del valor de la cosecha y de las exportaciones. López consideró que teniendo en cuenta las 7 millones de toneladas que restan comercializarse de la campaña 2020/21 y las 35 millones de toneladas que podrían estar disponibles para ser despachadas en los próximos meses, con el ingreso de la nueva cosecha, ya sea en forma de harina, aceite o grano, las exportaciones del complejo podrían revalorizarse unos USD 2.800 millones por sobre lo que se esperaba a principios de enero.

No obstante, la proyección depende de una infinidad de condiciones como para poder concretarse y que esa suma de divisas ingrese al país. En primer lugar, dependerá de la producción argentina, fuertemente afectada por la sequía; en el sector dan por sentado recortes en la previsión de cosecha. Cabe recordar, por ejemplo, que la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) recortó la estimación de producción de soja en 8 millones de toneladas hace pocas semanas, y ayer la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) redujo otra vez, en 2 millones de toneladas, la estimación de cosecha.

Por eso el economista jefe de la BCBA, Agustín Tejeda Rodríguez, sostuvo que “si bien los precios subieron lo que lleva a un aumento en la previsión de valor de exportaciones del complejo sojero en relación a la registrado a principios de año, hay que tener en cuenta que existen importantes fuentes de incertidumbre para que esta previsión termine materializándose”.

“Un escenario de sequía severa podría llevar a una caída del valor exportado, en donde los mayores precios no compensarían la caída de las cantidades. También hay un factor relacionado con los propios precios. Todavía falta mucho por comercializar, y los precios internacionales atraviesan un período de volatilidad. Por eso es importante aprovechar los actuales niveles y tomar coberturas, ante el riesgo de futuras bajas”, agregó Tejeda.

“Weather market” sudamericano

Lamentablemente, esta suba de precios radica en las mermas productivas en Sudamérica, en especial en Argentina y Brasil. Según López, se dieron a conocer “algunos datos más o menos creíbles” que hablan de una producción brasileña de entre 130 y 125 millones de toneladas cuando al principio la expectativa era de 144 millones

Por el lado de Argentina, el especialista recordó que en un principio se estimaron 49 millones de toneladas de producción de soja. “Un plano optimista llevaría la cosecha hasta los 45 millones de toneladas y uno realista sería de entre 39 y 40 millones. O sea, estamos hablando de 10 millones de toneladas menos. Es por esto que si tomamos las expectativas originales de producción entre Brasil y Argentina, estamos hablando de 30 millones de toneladas menos en un contexto de una producción total de 380 millones de toneladas, o sea, estamos hablando de una reducción del 10%”, manifestó.

Toda esta situación se ve magnificada por China y su voracidad de soja. Tal es así que una merma de consideración en la producción de Argentina y Brasil, al que también se le puede sumar Paraguay, puede ocasionar que el principal comprador de la oleaginosa a nivel mundial vire su atención hacia norteamérica, cuestión que los operadores estadounidenses esperan con ansias.

    “Un plano optimista llevaría a la cosecha de soja hasta los 45 millones de toneladas, y uno realista sería de entre 39 y 40 millones de toneladas” (López)

“Si los americanos tienen soja y no llega a cubrir las expectativas a los chinos y hay una caída tan grande en Brasil, Argentina y Paraguay, que proveía 10 millones de toneladas y hoy ya se está hablando de 5 millones de toneladas, va a recalentar los precios del complejo”, vaticinó López y concluyó: “Hay una parte que ya está asumida en el mercado, pero hasta que no empiecen las cosechas no se sabe a ciencia cierta”.

Maíz y trigo

En el caso del maíz y el trigo, los precios internacionales tuvieron un alza de unos USD 10 en el caso del primero hasta los USD 244,28 la tonelada, mientras que el trigo cayó algunos dólares (el viernes cerró en Chicago a USD 280,45 la tonelada), aunque durante algunas jornadas supo estar por encima de los USD 300 la tonelada.

Según detalló a este medio la responsable del área de Estudios Económicos de la Bolsa de cereales y Productos de Bahía Blanca (BCP), Eugenia Rul, la tendencia de la cotización en Chicago desde septiembre del año pasado es positiva. Al igual que lo que ocurre con la soja, el principal driver de mercado es la incertidumbre sobre el volumen de producción que finalmente obtendría Brasil, la cual se encuentra por debajo de las estimaciones iniciales.

No obstante, la especialista señaló que en las últimas ruedas la cotización se vio deprimida por los pronósticos de lluvias para Brasil y Argentina (las cuales podrían recomponer parcialmente la situación para el maíz de segunda), el mayor stock de etanol reportado en Estados Unidos y la cancelación de ventas de Norteamérica hacia China.

Por el lado del trigo, “más allá de la situación ajustada que caracteriza a este ciclo productivo a nivel mundial, en las últimas ruedas uno de los principales factores que estuvieron bajo la lupa de los operadores fue la evolución del conflicto entre dos grandes jugadores del mercado de trigo: Rusia y Ucrania”, remarcó. Así, “en la medida que este enfrentamiento parece alejarse de una posibilidad de concreción, la cotización se vio deprimida”.

Fuente: infobae.com